jueves, 26 de abril de 2007

Día 2: dejarse de macanas.


He conocido una mujer.
¡otra vez!
(aplausos)

En esta ocasión fue en puentecito,
ahí nomás de Utraca, en el partido de Gral. Acha, La Pampa.
De tanto en tanto ando por ahí.
Uy! como no verla venir: un cuerpo y cadencia al caminar.
Me dijo: "Disculpá que te atormente".
Me resultó hermosa, vivaz, sincera, resfriada.
Me dijo: "tengo ganas de otra cosa que no es muy distinta a esta".
Cadencia al hablar.
.

Tomó mi mano.
La sentí inmensa y sensual
Apoyó mucho de su cuerpo sobre mi pelo suavizado y empezó a girar en círculos violentos, revolviéndonos.
Me pareció el pie perfecto para comentarle que el sábado en Buenos Aires se iba a hacer un escrache a Alfredo Bisordi. El muy hijo de puta está cajoneando los expedientes para frenar las causas contra los milicos. Aproveché ademas para hacer una observacion sobre su leve pero amenazante estado gripal: hice mis votos por el te de jengibre y me ofrecí a alcanzarselo cuando le viniera bien. Saqué del bolso una revista actual con un informe completo sobre el boom de la miel en La Pampa. Le pregunté por su padres, que decían, como eran. Estornudé ¡que paradoja! Era ella la enfermita. Lo vinculé con lo húmedo, con la pampa húmeda y -extraño camino el del lenguaje- las posibilidades en terminos porcentuales de brindarse honestas dos personas que se acaban de conocer.

Me dijo: "me tengo que ir".
Aclaré –pensé que era necesario- que mis ojeras se debían a un problema estructural y no a la falta de sueño o a dejadez; prometí hacerle conocer ese lugar dónde la noche transcurre sin-que-nos-de-mos-cuen-ta; decidí recortar una parte de mi adolescencia (¿qué varón no es cómico a los quince años?). Tuve un poco de frío, noté que anochecía. Tanteé mi mochila, estaba cerrada. Oscilé entre un yo, un nosotros y ese perdón que le debo a más de una chica, que ahora, en este momento, se hace carne en ella. Encontré una botella de Tía María tirada en el asfalto, creo que le alcanzé a decir: "¡Tía María en La Pampa, esto si que es un hallazgo!"
Se fue.

sábado, 21 de abril de 2007

Día 1. Aprender a usarlo.


He conocido a una mujer

(aplausos)

Me dijo: "hola/ soy yo/ vamos para allá".

Le dije: "hola/ soy yo/ bueno, vamos".

Y empezamos.

Sus piernas y las mias fueron, ahorita, van. ¡qué hermosura, Dios! un hombre y una mujer en un mismo ritmo, van.


Pero, claro ¡por todos los santos, no! esto no puede seguir así, es un despropósito -es cualquiera-. Me detengo, ella sigue por inercia unos pasos más para volver hacia mi. Le digo: "Mirá. Tengo que pensar". Y me siento aca mismo.

***********Un suelo de tierra húmeda y algunos cactus bajitos sin intención de crecer pronto. Menos calor del que quisiera, yo sentado.***************


Pienso en ella, dejo de pensar en ella, pienso en mi, en las que vinieron antes ("vamos haciá allá, hacia acá, demos la vuelta, etc), dejo de pensar en las de antes.

Pienso en mi.


Le digo: "¿tenés freezer?"

Me dice: "freezer para qué?

(me cae mal, no contesta lo que pregunto).

Le digo: Freezer para freezar, ¿no entendés? Freezer para guardar todo sin pensar en que en unos días se pudre. Freezer para no preocuparse por los tiempos; para liberar mi cuerpo y usarlo distinto. ¿tenés o no tenés? porque yo estoy buscando, ante todo, un freezer, ¿sabés? al principio en materia de enfriamientos no tenía nada, el tiempo pasó y supe de una heladera bien. Pero ya no da para más ¿vos que edad tenés? Parece facil, circunstancial y hasta cuenta con cierta lógica, disculpa si soy predecible, pero mi deseo es bajar la temperatura con un freezer, uno de esos nuevitos no-frozzen que tiran frió seco y no es necesario andar descongelando cada tanto. Yo nunca le pido nada a nadie, por eso decime vos, ¿tenés freezer?. Yo no tengo drama en decirte que no tengo fotos, ni agenda, ni ojotas, ni planes. No te miento ¿ves? pero vos.. dejá...


He conocido a una mujer sin nada para dar.

(aplausos)